DEJAR DE LUCHAR, la lucha nos agota, nos desconecta de nuestra intuición, de nuestra sabiduría interior, y acabamos yendo por la vida perdidos y sin rumba, pero eso sí, siempre luchando por conseguir lo que deseamos. Y la realidad es que hay otra forma de vivir: el camino de la CONFIANZA y la FLUIDEZ con la vida.
Por qué nacemos condicionados a luchar
Desde el primer llanto, el esfuerzo aparece: llorar para que nos alimenten, insistir hasta caminar, esforzarnos en la escuela. Esta cultura del esfuerzo y la urgencia nos marca profundamente. No siempre hay mala intención; muchas creencias vienen de generaciones anteriores que querían protegernos. Sin embargo, ese mensaje se instala en nuestro cuerpo y mente como si fuera un chip que nos empuja a controlar, forzar y luchar.
Yo lo viví desde mi embarazo: aprendí a diferenciar mi estado físico de lo que era el alma de mi hija. Y con esa observación nació una práctica constante: observar, cuidar y confiar. Al tomar conciencia, podemos empezar a desactivar ese chip poco a poco.
Historias que nos muestran la fluidez
Quiero compartir tres ejemplos que me han enseñado mucho sobre permitir y recibir:
- Mi hija Kayla: Tomó su tiempo para hablar y caminar. Nadie la forzó. Cuando confió, habló en frases y cuando empezó a caminar, ¡corrió! Hoy, aun cuando decidió dejar su trabajo para concentrarse en la universidad, la vida le abrió puertas: en pocos días tuvo varias entrevistas y pudo elegir. Eso me enseñó cómo la confianza y el no forzar atraen oportunidades.
- El «paquete de Amazon»: Imagina que pides algo y el repartidor llama a la puerta, pero estás tan ocupado haciendo otro pedido que no escuchas. Al día siguiente vienen varios paquetes y sigues sin abrir porque sigues «haciendo». Así es la lucha: mientras controlas, te pierdes aquello que el universo ya te entregó. Recibir es dejar espacio para que lo que pediste llegue.
- El viaje a Budapest: Sin haberlo pedido explícitamente, mi familia reservó un viaje por sorpresa a un lugar que siempre había soñado: navegar por el Danubio en Navidad. Sentí la magia de recibir sin forzar; una visión que ni siquiera recordaba se manifestó con facilidad.
Señales de que estás en modo lucha
Reconocer cuándo estamos en lucha es clave para poder soltar. Observa estas señales en ti:
- Sensación constante de agotamiento físico o mental.
- Irritabilidad, tensión fácil, estallidos de enojo.
- Repetición de patrones que no cambian pese al esfuerzo.
- Necesidad permanente de controlar, planear y forzar resultados.
- Quejas constantes de que “las cosas no llegan” o “no hay oportunidades”.
Cómo empezar a soltar: prácticas y herramientas
Vivir desde la fluidez no significa no hacer nada; significa aprender a desplegar el esfuerzo consciente y luego permitir que el campo —la vida— actúe. Aquí tienes pasos sencillos que yo aplico y enseño:
1. Autoobservación diaria
Hazte preguntas como: ¿Dónde siento tensión en mi cuerpo? ¿Qué pensamientos están repitiéndose? Observar sin juzgar es el primer paso para desatar nudos energéticos.
2. Desactivar el chip del esfuerzo
Cada vez que notes que estás forzando, dite: “Me permito fluir”. Repite hasta que la reacción de lucha se vuelva menos frecuente. Piensa en ese chip que se alimenta de tu energía: cuanto más lo alimentas, más se mantiene. La conciencia lo debilita.
3. Crear espacios de no-hacer
Dedica momentos del día al descanso consciente: meditación, caminata sin objetivo, contemplación. En esos espacios llega la inspiración y las soluciones sin esfuerzo.
4. Apoyos prácticos
Usa herramientas que te sostengan: meditaciones guiadas, terapia, flores de Bach, cursos de transformación, trabajo con el campo cuántico, o un mentor que te acompañe. Hoy hay muchas herramientas accesibles que ayudan a sostener el cambio.
5. Repetir la práctica
La vida es proceso. Los cursos y libros dan cimientos, pero el trabajo real es el día a día: desatar nudos, permitir que la energía fluya y reconciliarte con tus viejas reacciones.
Ejercicio práctico para dejar de luchar y conectar con la fluidez
Te propongo una práctica sencilla que puedes hacer ahora mismo. Ponte cómodo, coloca tus manos sobre el corazón y sigue estos pasos:
- Respira profundamente: inhala sintiendo el abdomen inflarse, sube la respiración hasta los pulmones, mantén 3 segundos y exhala despacio soltando el abdomen. Repite tres veces.
- Trae a tu atención una situación que te suponga un esfuerzo constante, algo por lo que sientes que siempre tienes que “luchar”. Observa cómo te sientes en el cuerpo: ¿tenso, cansado, irritable, triste?
- Ahora recuerda una situación en la que todo fluyó sin esfuerzo: una reunión, un viaje, una conversación amorosa. Observa cómo te hace sentir: más ligero, feliz, centrado.
- Compara ambas sensaciones y date cuenta de la diferencia energética entre luchar y fluir.
- Cuando aparezca un nudo —dolor, bloqueo, tristeza— localízalo en tu cuerpo y visualiza que lo deshaces, como si desataras un nudo y la energía volviera a circular.
- Termina respirando a tu ritmo, moviendo los pies, las piernas, brazos y cabeza, y abre los ojos cuando te sientas listo.
Herramientas que recomiendo y mi misión
A lo largo de mis 33 años de trabajo en desarrollo personal y espiritual he visto que los recursos actuales son más accesibles y poderosos que nunca. Meditaciones, cursos de sanación cuántica, mentorías y terapias sostienen el proceso. Yo misma ofrezco clases de Meditación Cuántica, mentoría individual y cursos de Sanación Cuántica para acompañarte a liberar los nudos y conectar con tu esencia.
Mi misión actual es acompañar a mujeres a través del portal de los guardianes del presente: ayudar a que regreses al aquí y ahora, porque desde el presente se crea el futuro. Soy, en esencia, una canal que acompaña a quienes necesitan reconectar con su centro y crear desde la calma.
Compromiso: ¿cuánto tiempo vas a invertir en ti?
Dejar de luchar requiere decisión y práctica. Pregúntate:
- ¿Cuánto tiempo dedicarás a observarte cada día?
- ¿Cuánto invertirás en prácticas que te permitan desatar nudos energéticos?
- ¿Qué herramientas estás dispuesto a incorporar para sostener el cambio?
No tiene que ser un gran salto. Empieza con pequeños actos de auto-observación y espacios de no-hacer. La constancia transforma.
Conclusión e invitación
La lucha es una herencia emocional que no define nuestro destino. Podemos elegir soltar, aprender a recibir, y vivir desde la presencia y la confianza. Te invito a que pongas tus manos en el corazón ahora mismo y tomes una decisión: ¿quieres continuar luchando o vas a empezar a practicar la fluidez?
Si deseas profundizar, te invito a informarte sobre los recursos que ofrezco: clases de Meditación Cuántica, cursos de Sanación Cuántica y mentoría individual. También he creado espacios para quienes quieren conectarse con su esencia y aprender a operar desde el presente.
“La vida es flujo: cuando dejas de luchar, permites que aquello que ya pediste llegue.”
Si te ha resonado este contenido, regresa a tu práctica: observa, respira, desata tus nudos y permite que la vida te entregue lo que ya está en camino. Un abrazo desde el corazón. — Luz Montserrat